En la larga tradición de oficios con textiles en mi casa, cuando mi madre y yo nos encaprichabamos con los diminutos encargos de vestir a esas personitas con toda la pompa, teníamos una palabra que definía ese placer de confeccionar trajecitos a medida con tallas pequeñitas ( para nenés y princesas):
Le decíamos Muñequiar. Y es que nuestro trabajo se transformaba en el juego de las niñas que todavía tenemos vivas; al final nos llenábamos de impaciencia por llegar al momento en el pudiéramos ver a l@s «clientecit@s» vestid@s.
Al verl@s .. no podíamos evitar abrazarnos y fundirnos de ternura junto con las madres viendo ese espectáculo que sólo las mujeres podemos disfrutar.
Qué ilusión!!
Imagina poder coser tu vestido de novia o para esa ocasión especial tu misma!
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